Aferrándome a un te quiero, a un recuerdo, a una mirada lejana, a una sonrisa anodina, hasta a una mala palabra. Así fue como sobreviví durante largos días y noches, donde solo existías tú. El mundo era una burbuja y en el centro se situaba siempre tu silueta...tu inconfundible silueta. La sensación de impotencia era la que reinaba en aquellos largos tiempos. Y cuando intentaba olvidar, aparecías de la nada. Hacías que hubiese el doble de estrellas en mi cielo, que resistiese la lluvia, ...hacías lo imposible.
Y aferrándome a ti, fue como murió este corazón, este débil y moribundo corazón, que acabó sucumbiendo a tu espina. Y tú mas que nadie lo sabes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario