谢谢

Dicen que la amistad es la familia que se escoge y con el paso del tiempo me he dado cuenta de que hay personas que merece la pena tener a tu alrededor. Me dije a mi mismo que procuraría conservar todas las que pudiese pero parece que esto no es cosa de dos; así que pocas son las personas que realmente seguirán contigo para siempre.

Nunca llegué a tener tanta confianza con alguien como la que hemos llegado a tener, ni creo que nadie me pueda conocer mejor. No te voy a decir gracias por enésima vez, ni si quiera voy a acabar ésto con un te quiero. Solo que hay veces que hay que recordar por qué somos lo que somos y a quién tenemos. No me cabe duda de que puedo contar contigo, y te aseguro que es uno de los mejores sentimientos que se pueden tener.

Y bueno...me retracto de algo. GRACIAS.

sobreviviendo.

[...]Y lo que más me gustaba, era que pretendía hacer del mundo un lugar mejor. Siempre he creído que las personas que se daban cuenta de las cosas vivían peor; y que las que quería ir un paso por delante del resto también. En esos momentos me daba cuenta de que no me había equivocado. Los que más disfrutaban eran aquellos que no dejaban que las miradas del resto les importunasen, que solo querían disfrutar al margen de todo, a los que la envidia no corrompía y los que tenían metas personales. Los que tenían metas de esas que te levantas una mañana y te propones realizar. De esas que no te llenan, pero te ayudan a superar el día.

¿Sabéis donde creo que está la verdadera filosofía? En aprender a SOBREVIVIR a la vida.

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Parece que hay días que los empezamos con el pie izquierdo y ya no hay más remedio. Es como buscar un oasis en medio de un desierto; por mucho que lo intentes no puedes salir del velo grisáceo que ha envuelto tu día. Hoy es un día de esos, y la verdad dan asco. Llega un momento en que te cansas de todo y te empiezas a replantear tu vida. Malditas reflexiones.

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Os pongo en situación. Una mujer, encima de lo que queda de su casa, siendo arrollada por una cascada de agua, fruto de las inundaciones de Brasil. Y la mujer, en vez de intentar salvarse ella misma, como sin duda hubiese hecho el egoísta que os escribe, coge a su perro y se agarra a una cuerda que han lanzado sus vecinos para salvarse. Hay milesimas de segundo en los que parece que va a caer por sujetar a su perro. Su amado perro. Finalmente, éste muere arroyado por el agua, ante la mirada de su dueña, que intenta salvarse. Pero no es el final de la historia lo que me importa. El ser humano es, definitivamente, increíble. Y, ¿sabes qué es lo que más me gusta de él? Como se adapta a las circunstancias. No lo se, pero seguramente ese perro era lo único que le quedaba a esa mujer. Quizás lo utilizó, sí. Lo utilizó para que le diese lo que nadie le podía dar. Compañía. Le ayudó a salir de la soledad. Lo que más me impresiona del ser humano es cómo intenta sobrevivir en esta jungla que es el mundo. Una jungla con partes bonitas y feas. Para mi, mayoritariamente feas. Pero de eso nos ocuparemos otro día. La soledad, maldita soledad. Aunque he de decir, que tras tres días que llevo sin poder hablar...empiezo a cogerle gustillo a esto de la soledad.

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Año nuevo. Ahaa...¿Da miedo, eh..? Sí, para que nos vamos a negar. Qué por qué parece que da miedo? Porque desde siempre me han aterrado los cambios. No tanto últimamente, pero siguen aterrandome. Parece que esto empieza a marchar bien, que todo entra en cauce y que empezamos a disfrutar un poco. Tenemos 16 años, si no disfrutamos ahora, cuándo lo haremos? Así que mañana, si me lo permiten, guaza al canto. Pero guaza comunitaria. Bolsillos cerrados y móvil apagado. Creo que no necesitamos nada más. La juventud y la noche harán el resto por nosotros.