gratis homepage uhr relojes blogs
"El mundo exterior podrá hacerte sufrir, pero sólo tú podrás avinagrarte a ti mismo"

lunes, 11 de noviembre de 2013

La noche eterna.

Sigo esperando a ver esa película que me prometiste que veríamos juntos.

Cada mañana, abro los ojos con el susurro de tus palabras en mis sueños y automáticamente pongo un pie en el suelo recordándome cómo y con qué es con lo que debo olvidarte: con el permanente engaño del que me disfrazo ya desde hace meses. Lo cierto es que me gustaría que leyeses esto, porque creo que no alcanzas a saber las lágrimas con las que escribo ahora mismo, creo que no alcanzas a saber lo bonito y a la vez doloroso de tu recuerdo, creo que no alcanzas a saber lo mucho que todavía te espero.

Sigo preguntándome qué fue lo que me marcó de ti. No te voy a negar que nunca he sido conformado; nunca me he sentido cómodo con un 'no'. Pero tampoco puedes negar tu encanto, tu sabor especial, ese don especial para adelantarte a mi pensamiento. No puedes negar la gran cabecita que tienes. Te sabes especial, te sabes grande, te sabes gigante; y, sin embargo, ahí estás. Buscando algo que ni si quiera creo que encuentres. Las personas tan inmensas no tienen nadie a quien idolatrar, no tienen nadie con quien mejorar.

Sigues estando en mi subconsciente. No estás aquí y, sin embargo, nunca te vas. Es algo preocupante y a la vez hermoso. Me gustaría decir que conocerte no mereció la pena, me gustaría poder canalizar mi odio para poder olvidarte pronto. Desde hace ya tiempo me siento vulnerable, me siento un alma errante que no sabe a dónde va. Siento un hilo invisible que irremediablemente me lleva a ti; una conexión que probablemente no es mutua. Siento que eres tan especial que dueles. Siento que quiero llorar; pero no sé si quiero llorar de pena o de felicidad. Sigo pensando que haberte conocido es lo mejor y lo peor que me ha pasado nunca. Todavía mis ojos reaccionan cuando te pienso al apagar la luz; todavía mi cabeza no se ha acostumbrado a imaginar cuánto me estoy perdiendo de ti, todavía no me he acostumbrado a no tener un buenos días esperándome nada más levantarme.

Y todavía sigo esperando que algo cambie en ti. ¿Y sabes? Me horroriza esa idea, porque sé que no lo hará. Eres la cicatriz más grande que tengo. ¿Sabes? Todavía te quiero. Todavía me dueles como el primer día en que te perdí. Aún te quiero más.