[...]Y lo que más me gustaba, era que pretendía hacer del mundo un lugar mejor. Siempre he creído que las personas que se daban cuenta de las cosas vivían peor; y que las que quería ir un paso por delante del resto también. En esos momentos me daba cuenta de que no me había equivocado. Los que más disfrutaban eran aquellos que no dejaban que las miradas del resto les importunasen, que solo querían disfrutar al margen de todo, a los que la envidia no corrompía y los que tenían metas personales. Los que tenían metas de esas que te levantas una mañana y te propones realizar. De esas que no te llenan, pero te ayudan a superar el día.
¿Sabéis donde creo que está la verdadera filosofía? En aprender a SOBREVIVIR a la vida.
Puede ser que la meta esté ahí pero... no crees que podría ser en cierto modo un poquito egoísta? si todos nos dedicásemos a hacer que nuestras metas personales se cumpliesen... qué sería de los demás? de la gente que nos necesita? es cierto que la vida te da muchas puñaladas si te paras a pensar las cosas y no posees esa frivolidad que a muchos les hace aparentemente triunfar pero... Y qué sería del mundo sin soñadores? sin personas que diesen su vida a los demás? Es cierto que es mucho más cómodo y sencillo no pensar, vivir al máximo independientemente de todo y todos pero... Yo prefiero llevarme mil decepciones si contrarresta todo aquello la sonrisa de un niño que me mira con ternura... O la de aquella madre que agradece lo que has hecho por ella...
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