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"El mundo exterior podrá hacerte sufrir, pero sólo tú podrás avinagrarte a ti mismo"

domingo, 31 de octubre de 2010

El calor empezaba a provocar los primeros sofocos y todos ardíanen deseo de las vacaciones. Por la mente, como fugaces estrellas, aparecían imágenes de piscina, relajación y descanso. Todo el mundo quería el verano, a nadie le desagradaba esa estación. Menos a mí. Quizás porque suponía la pérdida temporal de las relaciones o porque yo era de los de la vieja escuela. A mi no me gustaba la vida loca, no me gustaba perder los hábitos ni mucho menos estar sin hacer nada; mi deber era trabajar y es lo que debía hacer. Así me lo habían enseñado desde pequeño.

Pero todos parecían añorar las escenas de piscina y las noches de fiesta. Me fijé en Marcos y Elisa. Veía sus miradas cómplices, como sentían una atracción mutua, como se rozaban. Pero también podía ver como bajo la capa de invisibilidad un muro muy grande les separaba. Quizás ese muro era el de la inocencia, el de la primera vez. Todavía no lo sé.

Mi verano pasó igual de desapercibido, aburrido y poco intenso que siempre. En cambio a la vuelta de las vacaciones vi dos personas que aparecían por la puerta de la clase. Sonriente y pletóricas. Iban de la mano, sus sonrisas eran contagiosas (para casi todos) y sus ojos transmitían la felicidad que sentía. Se sentaron el uno al lado del otro y comenzaron a contarles a todos los que les escuchaban sus historias y periplos veraniegos. Como empezó todo, quién dio el primer paso.

Marcos y Elisa habían disfrutado de uno de los mejores verano de su vida. Yo, en cambio, me había mantenido exactamente igual. Todo había girado menos yo. Era ley de vida. Uno ya se acostumbraba a la rutina.

3 comentarios:

  1. Marcos y Elisa o Marcos y Paula?
    A mi me gusta la rutina! Si no todo sería un caos!! :)

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  2. Muchísimas gracias por pasarte!
    Me alegro de que compartamos el gusto por el invierno :)
    Te sigo ^^

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